En el pueblo de Tingambato Mich., desde hace más de un siglo ha existido esta imagen del Niño Jesús, según cuentan nuestros antepasados que fue traída por extranjeros (americanos) que realizaron un aprovechamiento forestal en esta comunidad y otras vecinas, a fines del siglo XIX y principios del XX (1895 y 1905), Al termino del recurso forestal, la empresa conocida como la "Maestranza" y por el movimiento social en nuestro país conocido como la Revolución Mexicana, estas personas que trajeron al Niño Dios, tuvieron que retirarse de la comunidad, donando esta Imagen al pueblo, el cual permaneció en domicilios particulares de las personas que lo recibieron. Al termino de la revolución, se inició a rendirle culto en forma familiar y fue hasta los años treinta y cuarenta cuando el Sacerdote Reynaldo Avalos, empezó a organizar a la población a rendirle culto como a la fecha se sigue realizando y acrecentando, y reconocido por las poblaciones vecinas y del estado de Michoacán y de otros estados, así como de países de este y del viejo continente. Esta imagen es tan preciosa que la hace incomparable a su misma representación con manufacturas actuales ó del siglo pasado. La fe que la gente tiene hace observarla como un cuerpo viviente, de tal forma, que se aprecian cambios en su carita; chapeado o pálido, movimiento en sus ojos, apariencia de cansancio, y en pocas veces muestra su dentadura, casi siempre sonriente, alegre, aunque también en momentos tristes, así como escuchar por las noches ruidos de sus juguetes. Su descripción es tan preciosa que solamente observándolo y sintiendo su presencia, es como se puede dar crédito que es una Imagen con ánimo, es decir, con calor y movimiento (vida moral y espiritual) para quien tiene la fortuna de observarlo y sentirlo en sus brazos. Desde que un sacerdote de nombre Reynaldo Avalos, inicio a rendirle culto (en la década de 1930 a 1940) esta Imagen pasó a estar en hogares particulares, lo cual se fue creado la tradición de cargueros, tal como se ha realizado en el siglo pasado y lo que va del presente, al cual se le da en calidad de encargo el cuidado y conservación impecable de su imagen y sus diferentes eventos que forma su tradición.
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